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lunes, 23 de diciembre de 2013

Historias de éxito: Nando y el hipster

Nando, fundador de este blog junto a Sebas, nos envía su historia de éxito con un hipster. ¡Estamos esperando vuestros casos! Si tienes una historia en la que hayas seducido a un hetero, cuéntanosla para que la publiquemos...


* * *


Cualquiera de ellos podría ser el
hipster que Nando sedujo. Como puedes
comprobar, tendrás más posibilidades
de éxito si no vas a por el más guapo.
Seducir a mi hetero fue un trabajo laborioso de muchos meses. Desde que le vi en la asociación en la que ambos colaboramos como voluntarios me quedé prendado de él y su look hipster. De inmediato nos caímos bien, hablábamos mucho tiempo. Surgió una amistad y al cabo de un tiempo ya estaba integrado en su grupo de amigos e incluso salíamos juntos a practicar natación en la piscina de un polideportivo cercano a la asociación.

En los vestuarios yo me volvía loco, cuando le veía cambiarse o ir a la ducha. De reojo me quedaba helado al verle la polla, que por cierto tenía muy peluda, o al ver cómo contoneaba el culo cuando iba a abrir su taquilla. Era muy natural, le gustaba ir desnudo, y me comentó que de hecho solía ir a playas nudistas en verano. Y a mí me encantaba que no tuviera complejos en andar desnudo por el vestuario que compartíamos.

También era todo un pícaro. Le gustaba provocar, gastar bromas... Era muy gracioso y disfrutaba de su compañía, aunque lo que yo ansiaba era algo más.

Durante meses, compartiendo tanto tiempo juntos en el que nos hicimos inseparables, tuve ocasiones de haberme lanzado a por él. Pero valoraba mucho nuestra amistad y quería construir algo sólido. Decidí ser paciente, escuchar sus confidencias para ganarme su confianza, y eso tuvo su recompensa.

Un día me llamó por teléfono y me contó que había roto con su novia. Esa fue mi ocasión. Con una amistad sólida construida, con mucha confianza entre nosotros, ese era el momento en que tenía que abrir mis sentimientos. Quería quedar conmigo, y yo le respondí que sí. Mi sorpresa fue descubrir que me estaba llamando desde el portal de mi casa. Le dije que subiera.

Pasaron horas en las que me contó de todo; me reveló cosas sobre su novia que yo no conocía, como que llevaban mucho tiempo sin practicar el sexo. Nos abrazamos y le calmé cuando rompió a llorar. Y mientras tanto bebíamos muchas cervezas. Luego nos fumamos unos porros juntos, para relajarnos. Sus ojos de fumeta eran especiales, tan sinceros, tan de pedir amor... Hacía calor y nos habíamos quitado las camisetas.


Un sofá es un buen escenario para pasar a la acción

Estábamos tirados en el sofá, recostados en sendos lados, descalzos. Yo empecé a acariciar sus pies con los míos, sin darle la menor importancia, mientras le hacía preguntas de tipo sexual. Le preguntaba por el sexo con su novia, si le había sido infiel, si se había ido alguna vez de putas. Él me respondía con naturalidad. Fue entonces cuando le comenté aquello de que todos somos bisexuales... y le pregunté si alguna vez lo había hecho con otro hombre. Para mi sorpresa, me contó que sí, que una vez lo había hecho.

Mi excitación era máxima.

Me levanté a por más cerveza, intentando que no se notara mi prominente erección, caminando casi encorvado. Cuando volví con las cervezas, me senté entre sus piernas. Apenas las apartó. Sentía el calor de sus genitales en mi cadera y me volvía loco. Le seguí preguntando cosas mientras bebíamos más y más. Como si no me diera cuenta, le tocaba entre las piernas con el codo. Noté que se estaba excitando. Su bulto cada vez era mayor y ya notaba dureza al rozar ahí cuando se produjo un silencio. Nos mirábamos sin decir nada y sonreíamos. En ese momento decidí lanzarme. Con la mano empecé a masajearle entre las piernas. No dijo nada. Yo seguí, metiendo un poco los dedos por dentro del pantalón. Se notaba mucho calor y algo de humedad. Cuando ví que estaba totalmente erecto, le desabroché el cinturón y le bajé los pantalones, para seguir tocándole por encima del slip. Ya no me miraba, estaba con los ojos cerrados, pero la misma sonrisa. No esperé más y se la chupé, al principio suavemente, luego más fuerte hasta masturbarle y hacer que se corriera.

Cuando terminó, se rió con una carcajada y pegó un trago a su cerveza. Se me quedó mirando y me preguntó si yo no me iba a correr. Le dije "claro, ahora", y me bajé los pantalones hasta las rodillas, sentado en el sofá, rodeado por sus piernas atléticas, para masturbarme. Empezó a tocarme el pene con el pie mientras lo hacía. Se reía cada vez que me lo tocaba. De repente se inclinó sobre mí y me empezó a masturbar él, hasta que me corrí.

Nos limpiamos, y seguimos hablando de la asociación en la que colaborábamos sin decir nada más. Luego, una hora más tarde, se despidió y se fue. Con toda la naturalidad del mundo.

Aquí, un hipster
Eso fue hace unas semanas. Hemos seguido quedando y hablando como antes. Pero ahora es muy normal acabar masturbándonos juntos, el uno al otro. Hace una semana nos besamos en la boca. Estábamos bromeando sobre quién besaba mejor, y de repente se puso encima mío y me besó en la boca. Dice que beso como una chica, supongo que por el aliento a fresa de los chicles que mastico. ¿Y sabéis qué? La pasada noche me la chupó él a mí. Dice que no le gusta mucho, pero que "es de buen nacido ser agradecido". Y yo se lo agradezco.
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1 comentarios

  1. <3 ahh que buena historia, creo que todos soñamos con algo asi!!!

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