Fotograma en plan educativo (nada erótico) del vídeo que hay al final de todo este rollo que os contamos. Atención a la flexión de los dedos de los pies: eso es que le gusta. |
Básicamente la confluencia de intereses en un gimnasio es la siguiente: las mujeres heterosexuales van al gimnasio porque se sienten gordas, los hombres heterosexuales van al gimnasio porque hay mujeres que se sienten gordas, y los hombres gais van al gimnasio porque hay hombres en general. De lo que hacen las mujeres lesbianas en el gimnasio no hablaremos porque daría para un libro entero. Además, hablamos de todo esto de oídas, porque somos muy de rollo oso y no hemos pisado un gimnasio en nuestra puta vida. ¿Sabéis eso de «valgo más por lo que callo que por lo que digo»? Pues nosotros valemos más por lo que pesamos que por lo que sabemos.
Obviamente todo es una simplicación burda y banal (por eso estás leyendo este blog y no el Financial Times), pero es que da un poco de pereza explicar todo este rollo cuando ya le hemos dedicado dos lecciones de nuestro curso de seducción de heteros (El hetero en el deporte 1 y El hetero en el deporte 2).
Total, que solo queríamos compartir un vídeo y a lo tonto estamos soltando un rollo. Es que nos tiráis de la lengua, hay que ver cómo sois. ¡Dentro vídeo de la típica reacción de un hetero en el gimnasio!
¡EXTRA! Como nos consta que algunos habéis leído esto esperando otra cosa, os pasamos un segundo vídeo con un hombre desnudo haciendo el chorras con una pelota y otros utensilios, en plan atlético y tal, nada erótico.
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